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LOS PILARES DE LA FE
     En el Islam se conoce "los pilares de la fe" como los principios más fundamentales del dogma que Dios ha dado a conocer a través de su revelación. Estos pilares representan las bases de la creencia del Islam y que todo musulmán debe creer con convicción, pues no sólo le enseñan la esencia y la realidad de asuntos relacionados con Dios, sino que, además, le aportan un conocimiento fundamental que le ayuda a concebir una serie de principios metafísicos que, con su propia razón o intelecto, sería incapaz de percibir o conocer. Los pilares de la fe del Islam son seis y son los siguientes:

LA CREENCIA EN DIOS (alîmân billâh) (الإِيـمَـانُ بِاللهِ)

El Islam nos enseña que Dios (Allâh en árabe) es el único dios verdadero, Creador de todo lo existente. Poseedor de todos los atributos de la perfección y libre de toda cualidad que represente carencia o mengua en Su esencia suprema. Es Todopoderoso, capaz sobre todas las cosas. No tiene mujer, ni hijo, ni nada similar.

     No tiene parangón alguno ni nada se le asemeja lo más mínimo. Es más, todo aquello que el ser humano pueda concebir con su razón, Dios es completamente opuesto a ello. Nada de cuanto existe puede alojar o influir en Su esencia: ni el tiempo, ni el espacio ni ninguna otra dimensión que nosotros podamos conocer.

     Dios ostenta los más bellos epítetos y las más hermosas cualidades. Dios, a través del Sagrado Corán y la tradición profética, nos ha enseñado cuáles son estos nombres y atributos: Dios, el Misericordioso, el Clemente, el Perdonador, el Todopoderoso, el Sapientísimo, el Generoso, el Dadivoso...

LA CREENCIA EN LOS ÁNGELES (alîmân bilmalâ'ikah) (الإِيـمَـانُ بِـالـمَـلاَئِـكَـةِ)

     Los ángeles son unos seres creados a partir de la luz, tal y como se desprende de los propios textos de la revelación.

     Los ángeles fueron creados antes que el ser humano, ya que cuando Dios creó a Adam, ordenó a los ángeles a que se postrasen ante él. Dice el Corán: "Y cuando dijimos a los ángeles: "postraos ante Adán", todos se prosternaron salvo Iblîs, pues se negó, se ensoberbeció y actuó como un incrédulo". (Corán 2:34).

     No se sabe el número exacto de ángeles, pero los textos nos indican que su número es inmenso. Existe un texto de la tradición profética que nos transmite que cuando el profeta Muhammad realizó el viaje nocturno y ascendió a los cielos, vio la Casa Frecuentada (albait alma'mûr) (الـبَـيـ الـمَـعْـمُـور) y el ángel Gabriel le dijo: "Esta es la Casa Frecuentada en ella rezan todos los días setenta mil ángeles. Cuando salen, entran otros setenta mil ángeles". (Transmitido por Albujârî y otros eruditos del hadiz).

    En otro hadiz el Profeta nos dice: "Los cielos crujen, ya que cada cuatro dedos hay un ángel postrado adorando a Dios" (Transmitido por Attirmidîy).

    Los ángeles aunque tienen poderes, no favorecen ni dañan en nada a los seres humanos, a no ser que Dios quiera proteger a alguna persona a través de un ángel. Por ello, el creyente no se dirige ni invoca a ningún ángel para que le ayude, sino que debe invocar a Dios el Altísimo para que le conceda su auxilio. Los ángeles son seres entregados por completo a Dios y no le desobedecen absolutamente en nada. Dice el Corán: "[Los ángeles] no desobedecen a Dios en todo lo que Él les ordena y hacen todo cuanto se les manda". (Capítulo "La prohibición": 6).

LAS ESCRITURAS REVELADAS (alîmân bilkutub) (الإِيـمَـانُ بِـالـكُـتُـبِ)

     Dios nos informa que, a lo largo de los tiempos, realizó un conjunto de revelaciones que fueron recogidas en unos libros. Estas escrituras recogían las enseñanzas espirituales, éticas y espirituales fundamentales que cada comunidad debía conocer y poner en práctica para llevar a cabo el papel por el cuál fueron dispuestos en este mundo: servir a Dios.

     Dios, a través de Su última revelación, nos ha informado sobre los libros que Él ha revelado a los seres humanos a lo largo de la historia:

     - Las Hojas (suhuf) (صُـحُـف), reveladas a Abrahán

     - Los Salmos (zabûr) (زُبُـر), revelados a David

     - La Torá (taurâh) (تَـورَاة), revelada a Moisés

     - El Evangelio (inÿîl) (إِنْـجِـيـل), revelado a Jesús

     - El Corán (qur'ân) (قُـرْآن), revelado a Muhammad. La paz sea con todos ellos.

    La gran diferencia que existe entre el Corán y las escrituras anteriormente reveladas, es que éstas estuvieron dirigidas a una serie de comunidades y pueblos muy concretos. Sin embargo, el Corán, recoge un mensaje dirigido a los árabes y, más concretamente, a los árabes del siglo VII, sino que comprende la Palabra de Dios (kalâmu Allâh) (كَـلاَمُ اللهِ) dirigida a toda la humanidad.

     Desgraciadamente, tal y como nos informa la última revelación realizada por Dios, el Corán, los seres humanos manipularon, trastocaron y ocultaron mucho de lo que Dios transmitió a los creyentes en dichas escrituras. Uno de los puntos más importantes del Corán, es que viene a informarnos de las manipulaciones que ciertos individuos de las comunidades anteriores realizaron en los libros revelados por Dios. 

LOS MENSAJEROS (rusul) (رُسُـل) Y LOS PROFETAS (anbiyâ') (أَنْـبِـيَـاء)

Tal y como nos informan los textos de la revelación, Dios ha enviado a lo largo de la historia a 120.000 Mensajeros a todos los pueblos de la tierra. Por lo tanto, no ha habido lugar sobre la faz de este mundo que no recibiese noticias de su Señor.

     Igualmente, los textos nos enseñan pasajes y noticias de cómo todos los mensajeros y profetas enseñaron a sus respectivas comunidades las bases y los fundamentos de la creencia, el dogma y la práctica espiritual. 

- La unicidad de Dios (tauhîd) (تَـوحِـيـد)

- que sólo a Él se le debe rendir adoración

- que el ser humano ha sido creado para servir a su Señor

- que todas las personas serán juzgadas por sus actos y, en base a ellos, serán recompensadas con el Paraíso o el infierno.

    En algunos casos, los Profetas vinieron para amonestar a los individuos de sus respectivas comunidades por actos depravados o repulsivos que cometían. Otros criticaron a su gente por las innovaciones o descarríos que habían introducido en la práctica de su religión y a los que su Señor no había conferido ningún tipo de autoridad.  

    Cada profeta y mensajero será llamado el día del Juicio por Dios para que acuda acompañado de todas las personas que creyeron en ellos en este mundo. .

El Sagrado Corán cita a veinticinco profetas son los siguientes:

Adán (آدَم) / Idrîs (إِدْرِيـس) / Noé (نُـوح) / Heber (هُـود) / Sâlih (صَـالِـح) / Lot (لُـوط) / Abraham (إِبْـرَاهِـيـم) / Ismael (إِسْـمَـاعِـيـل) / Isaac (إِسْـحَـاق) / Jacob (يَـعْـقُـوب) / José (يُـوسُـف) / Shuaib (شُـعَـيـب) / Job (أَيُّـوب) / Dul-Kifl (ذُو الـكِـفْـلِ) / Jonás (يُـونُـس) / Moisés (مُـوسَـى) / Aarón (هَـارُون) / Elias (إِلْـيَـاس) / Al Yusa' (الـيُـشَـع) / David (دَاوُد) / Salomón (سُـلَـيـمَـان) / Zacarías (زَكَـرِيَّـا) / Juan (يَـحْـيَـى) / Jesús (عِـيـسَـى) / Mujámmad (مُـحَـمَّـد). 

     La diferencia más importante entre los mensajeros, es que todos ellos fueron enviados a sus respectivos pueblos y comunidades; Muhammad, sin embargo, fue enviado con un mensaje universal a toda la Humanidad. Además, los mensajes anteriores eran temporales y quedaban circunscritos a una comunidad por un tiempo determinado. El Corán, por el contrario, ostenta las siguientes cualidades:

- Es un mensaje universal, para todos los pueblos del mundo

- No habrá otro profeta tras Muhammad

- Abroga la ley de todas las revelaciones anteriores

- El Corán aclara cuestiones relacionadas con el dogma, los ritos y asuntos desconocidos que creyentes de comunidades anteriores habían ocultado, manipulado o alterado.

       Sin embargo, la creencia y la espiritualidad es la misma, aunque para obtener la complacencia del Altísimo, la persona debe regirse por los mandatos y los preceptos que Dios ha revelado en Su última revelación a los seres humanos. 

    En el Islam, se distingue entre el Profeta o Nabí (nabî) (نَـبِـي) y el Mensajero (rasûl) (رَسُـول). Se considera Mensajero a toda persona elegida por Dios a quien se le reveló una nueva legislación (shar') (شَـرْع). Sin embargo, un Profeta no recibió revelación, pero sí el encargo de transmitir un mensaje por parte de Dios a su comunidad, bien para enseñarles la senda a la vía recta, para aconsejarles o para amonestarles por sus desviaciones o innovaciones.

LA CREENCIA EN LA OTRA VIDA (alyaum al'âjir) (الـيَـوم الآخِـر)

    El Islam enseña al ser humano que su estancia en este mundo es temporal y que, tras la vida terrenal, vendrá otra vida que será eterna y para siempre.

    Esto es lo que el Islam nos transmite respecto a la escatología. Cuando la persona muere, es cuando empieza un nuevo periplo por el que tendrá transitará por diferentes etapas y lugares:

- Las preguntas de la tumba con los dos ángeles Munkar y Nakîr. Cuando el ser humano muere, dos ángeles vendrán a él y le preguntarán tres cosas: cuál es su dios, cuál es su profeta y cuál es su religión (dîn).

- El día del Levantamiento (yaum alqiyâmah) (يَـوم القِـيَـامَـة). Este día vendrá cuando llegue el Plazo () () establecido por Dios para el fin de la vida sobre la faz de la Tierra. Antes de que ello ocurra, se oirá un gran sonido - como un toque de trompeta - que anunciará la llegada de este día.

- La Resurrección (ba'z) (بَـعْـث). Dios, con una orden Suya, resucitará, con su poder y potencia, a todos los seres humanos de todas las épocas y lugares. Todos, absolutamente todos, serán devueltos a la vida sin excepción.

- La Reunión (hashr) (حَـشـر). Tras ser resucitados, los seres humanos serán congregados en un solo lugar para 

- La Exposición ('ard) (عَـرْض) y el interrogatorio (hisâb) (حِـسَـاب). Entonces, cada persona será juzgada de manera individual y preguntada por todo cuanto hizo en su vida. Sobre todo, se le preguntará acerca de su fe, su religión y la vía que tomó para servir y adorar a Dios.

- La toma del Registro (kitâb) (كِـتَـاب) de las obras de cada persona. Como Dios es Justo, juzgará a los seres humanos con justicia y equidad. Para ello, expondrá el Libro en el que se registraron todas sus obras en la vida terrenal, desde las más ínfimas y leves, hasta las más importantes y de calado.

- La toma de cuentas (hisâb) (حِـسَـاب) y la Balanza (mîzân) (مِـيـزَان). Con la toma de cuentas, Dios mostrará a toda persona todas las obras que hizo en esta vida sin excepciones. Tras ello, juzgará con su balanza, es decir, con los principios y los parámetros que Dios dispuso en su revelación. Por lo tanto, las obras serán recompensadas conforme a su justicia y no en base a lo que la gente pueda pensar o creer. Y, tras la balanza, la persona sabrá cuál será su destino final: el infierno o el Paraíso.

- El Camino (sirât) (صِـرَاط). El camino es un paso largo y estrecho que estará suspendido sobre el infierno y que todas, absolutamente todas las personas - incluidas profetas y mensajeros - pasarán por él. El creyente que haya obrado correctamente y conforme a los dictados de Dios, pasará ese camino veloz y sin que le ocurra nada; los incrédulos, sin embargo, no terminarán de pasar ese camino y acabarán cayendo al fuego.

- El Estanque (haud) (حَـوض). El Estanque será un enorme lugar en el que se reúna el agua de un río del Paraíso que se llama Alkauzar. El profeta Muhammad dará de beber a cada creyente agua de dicho estanque de sus manos y, así, le aliviará todos los sufrimientos que pasó el día del Juicio y, además, ya no volverá a sentir sed nunca más. 

- El Paraíso (ÿannah) (جَـنَّـة) o el infierno (nâr) (نَـار). El Paraíso y el infierno son los dos únicos destinos que le esperan al ser humano. Por lo tanto, toda persona debe obrar conforme a lo que Dios le pide a través de su última revelación, el Corán, y así poder acceder a la Morada Futura. Sin embargo, aquel que se desentienda y no haga caso de los profetas y sus recomendaciones, sólo tendrá derecho de reprocharse a sí mismo por lo que le depare el futuro.

LA CREENCIA EL DECRETO (qadar) (قَـدَر)

     La creencia en el Decreto de Dios significa creer en todo cuanto Él haya establecido y decretado para su siervo, tanto en lo bueno como en lo malo.

   Aunque se trata de una cuestión compleja, podemos decir que el Decreto comprende todas aquellas leyes que Dios ha establecido en Su creación y que, con las mismas, mantiene el orden y la armonía del mismo. Por ello, cuando se habla del Decreto, se hace referencia a las leyes que rigen el universo y la creación. 

  Sin embargo, hay una parte del Decreto que tiene relación directa con situaciones y acontecimientos en la vida de los seres humanos.

 

    En muchas ocasiones suele confundirse el decreto con la predestinación o con el fatalismo, pero estos dos últimos conceptos no existen en el Islam. Si bien es cierto que Dios puede decretar a una persona antes de nacer que venga a este mundo a través de una familia pobre y de pocos recursos, ello no significa que dicha persona vaya a vivir en la pobreza para siempre, pues siempre podrá trabajar y esforzarse para labrarse una vida de holgura y facilidades. Por lo tanto, no existe la predestinación, pues, de lo contrario, el ser humano no disfrutaría del libre albedrío que Dios le ha otorgado y no podría juzgarle objetivamente por los actos que ha cometido en esta vida. 

     Igualmente, el Islam enseña al ser humano que aunque en un principio Dios haya decretado algo para él, ya sea bueno o malo, cualquier persona puede invocar y pedir a su Señor con sinceridad y devoción para que Él cambie cualquier decreto que haya podido establecer.

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LOS PILARES DEL ISLAM
EL TESTIMONIO DE FE (shahâdah) (شَـهَـادَة)

    El primero de los pilares sobre los que se asienta la fe del musulmán es "el testimonio de fe". Cuando la persona que no es musulmana ha conocido el Islam, cree en Dios y en el último mensaje que reveló - el Corán -, cree en el último de Sus profetas, Muhammad y en el papel que desempeñó como mensajero de Dios, entonces, debe realizar un testimonio para ser considerada como una miembro más de la comunidad musulmana. 

El testimonio de fe del Islam es el siguiente:
Doy testimonio de que no hay más divinidad que Dios (Allâh) y que Muhammad es el mensajero de Dios
ashhadu an lâ ilâha illà Allâh
wa ashhadu anna Muhammadan rasûlu Allâh
Éste, es el único requisito que se le exige a una persona, por lo tanto, no existe algún tipo de ritual especial que la persona deba llevar a cabo para que sea considerada musulmana y un miembro más de la comunidad.

LA ZALÁ U ORACIÓN RITUAL (salâh) (صَـلاَة)

La zalá o el azalá, del árabe (salâh) (صَـلاة) es la oración ritual prescrita en el Islam. Son muchos los versículos coránicos que instan a los musulmanes a realizar este pilar del Islam.
Dice el Corán: "Estableced la zalá y pagad el azaque".
El musulmán debe realizar 5 oraciones diarias obligatorias y son las siguientes:
- La zalá del amanecer (subh) (صُـبْـح)
- La zalá del cenit o mediodía (duhr) (ظُـهْـر)
- La zalá de la tarde ('asr) (عَـصْـر)
- La zalá del anochecer (magrib) (مَـغْـرِب)
- La zalá de la noche ('ishâ') (عِـشَـاء)
Las posiciones básicas de la zalá son las siguientes:
- Ponerse de pie (qiyâm) (قِـيَـام)
- La reverencia (rukû') (رُكُـوع)
- La postración (suÿûd) (سُـجُـود)
- La sentada (ÿalsah) (جَـلْـسَـة)
    En cada una de estas posiciones y en la transición entre las mismas se realiza una serie de invocaciones, jaculaciones y recitaciones del Sagrado Corán. La oración comienza diciendo "Allâh es el más grande" (Allâhu akbar) (الله أَكْـبَـر) y se finaliza con el saludo "La paz y la misericordia de Dios sea con vosotros" (assalâm 'alaikum wa rahmatullâh) (الـسَّـلامُ عَـلَـيـكُـمْ وَرَحْـمَـةُ الله).

LA MEZQUITA (masÿid) (مَـسْـجِـد)

    La mezquita es el lugar de culto del Islam al que los musulmanes acuden para realizar sus oraciones prescritas o voluntarias, leer el Corán, recordar a Dios, invocarle... y, al tiempo, es un lugar donde los miembros de la comunidad musulmana se encuentran.
    La sala principal de toda mezquita es el oratorio (musallà) (مُـصَـلَّـى) en el que se realizan las oraciones y demás actos de adoración. 
    Una de las peculiaridades que encontramos en los oratorios de las mezquitas es que no suelen haber sillas ni bancos para sentarse. Sí que puede haber algunas sillas para las personas que estén cansadas o tengas dificultades para realizar la oración de manera normal.
     Tampoco hay cuadros ni imágenes, ya que el Islam es una religión iconoclasta y no permite la representación de profetas ni santos ni personajes similares. Lo que el Islam enseña al ser humano es que no necesita de una imagen o una estatua para adorar a su Señor, acercarse a Él o rendirle servidumbre, ya que ninguna forma o color puede acoger o albergar su esencia, pues Él es el creador de las formas y los colores y todo cuanto existe.
Los elementos más importantes en el oratorio son los siguientes:
- La alquibla (قِـبْـلَـة): es la pared en la que se encuentra el mihrab y que indica la dirección a La Meca.
- El mihrab (مِـحْـرَاب): es un nicho en la pared que indica el lugar en el que se coloca el imam para dirigir la oración.
- El púlpito (mimbar) (مِـنْـبَـر): el lugar al cual el imam accede para realizar el alocución del viernes 

EL AZAQUE O LIMOSNA OBLIGATORIA (zakâh) (زَكَـاة)

    Se trata de una contribución económica anual que el musulmán debe pagar. El mínimo a partir del cuál el musulmán está obligado a dar el azaque es de 80 gramos de oro. Para calcularlo, se debe mirar en el precio del gramo del oro y multiplicarlo por 80. Si el dinero que tiene ahorrado o en posesión el musulmán excede al resultado de este cálculo, entonces, está obligado a extraer el 2,5 por ciento del dinero que tenga en su posesión.

 

    Este dinero se considera, en sí, un derecho que tienen los necesitados sobre el capital de las personas adineradas. La filosofía de este precepto es que aunque el ser humano haya trabajado y esforzado en conseguir su provisión, siempre lo hace sirviéndose de las dádivas y los dones que Dios le concede en su vida. Por lo tanto, todo cuanto podamos obtener tiene un derecho de Dios que debe ser otorgado a los más necesitados.

     El Corán ha establecido a quiénes se les debe otorgar esta ayuda económica en el siguiente versículo: "Las limosnas [del azaque] deben concederse a los necesitados, los pobres, quienes trabajan en su recogida y reparto, aquellos de quienes se quieren ganar su confianza, los cautivos, los insolventes, por la causa de Dios y los viajeros": Capítulo 9:60.

EL AYUNO DEL MES DE RAMADÁN (رَمَـضَـان)

    El ayuno del mes de Ramadán es uno de los cinco pilares de la práctica cultual del Islam. El ayuno se celebra una vez al año y se realiza durante todo el mes que lleva su mismo nombre.

   El ayuno de esta práctica comienza con el nacimiento de la luna nueva del mes de Ramadán y termina con el nacimiento de la luna nueva del mes siguiente llamado Ŝawâl.

El ayuno consiste en abstenerse, desde el amanecer hasta el ocaso, de lo siguiente:

  • Consumir alimentos sólidos o líquidos

  • y de mantener relaciones sexuales

 

     Todo musulmán, hombre y mujer, con completo uso de sus facultades mentales y mayor de edad, está obligado ante Dios a realizar este ayuno.

    Durante las noches del mes de Ramadán se suele realizar un rezo especial conocido como la zalá del tarâwîh, que se suele realizar en comunidad en las mezquitas después de haber realizado la última oración de la noche (al‘iŝâ’) (الـعِـشَـاء).

LA PEREGRINACIÓN (haÿÿ) (الـحَـجّ)

   La peregrinación a La Meca para realizar los diferentes ritos que han sido establecidos por Dios a los creyentes, es una práctica cultual considerada como uno de los pilares del Islam.

   La peregrinación se realiza en el mes que lleva su nombre “el mes de la peregrinación” (dulhiÿÿah) (ذُو الـحِـجَّـةِ).

   Todo musulmán y musulmana, adulto, con pleno uso de sus facultades físicas y mentales, y que disponga de medios económicos, está obligado ante Dios a realizar la peregrinación.

LOS RITOS DE LA PEREGRINACIÓN

- El estado de sacralización (ihrâm) (إِحْـرَام). Cuando las personas que se viajan en dirección a La Meca con la intención de realizar la peregrinación, deben de entrar en lo que se conoce como ihrâm o estado de sacralización llegados a una serie de puntos geográficos determinados; dependiendo del lugar por el que accedan a la ciudad sagrada. Se trata de dos piezas de ropa blanca. Una se viste a modo de falda ajustado a la cintura y la otra pieza se pone alrededor del pecho por encima de los hombros. En ocasiones - tal y como aparece en la imagen - suele pasarse la pieza por debajo del brazo derecho.

- La circunvalación de la Cahaba (tawâf) (طَـوَاف). En el centro del recinto sagrado de La Meca se encuentra la Cahaba, una pequeña edificación cúbica de ladrillo cubierta con una tela negra con decoraciones doradas. La circunvalación consiste en dar siete vueltas alrededor de la Cahaba. Se empieza en la esquina conocida como "yemení".

- El tránsito entre Safà y Marwah (sa'yi) (سَـعْـيِـي). Otro de los ritos que se realizan en la peregrinación es la de transitar de la Cahaba. En el centro del recinto sagrado de La Meca se encuentra la Cahaba, una pequeña edificación cúbica de ladrillo cubierta con una tela negra con decoraciones doradas. La circunvalación consiste en dar siete vueltas alrededor de la Cahaba. Se empieza en la esquina conocida como "yemení".

- El monte 'Arafât (جَـبَـل عَـرَفَـات). El monte de 'Arafat se encuentra a unos siete kilómetros del recinto sagrado de La Meca. En este monte, el profeta Muhammad -la paz sea con él- realizó lo que se conoció como el sermón de la despedida. En él, el Profeta recordó a los musulmanes los principios éticos y espirituales más importantes del Islam e hizo que fuesen testigos de la transmisión del mensaje que Dios le había encomendado. Este día se considera el más importante de la peregrinación, pues tal y como dijo el profeta Muhammad: "La [esencia de la] peregrinación es el día de 'Arafât" (Transmitido por Ahmad, los recopiladores de las sunan y otros eruditos).

- La estancia en Muzdalifah (مُـزْدَلِـفَـة). Tras haber estado en 'Arafât, los peregrinos se dirigen a Minà, una llanura situada entre 'Arafât y Minà. 

- El lanzamiento de las pequeñas piedras. (ÿamarât) (جَـمَـرَات). En este lugar, según cuenta la tradición, el demonio se apareció al profeta Abrahán cuando éste quería inmolar a su hijo Ismael por orden de Dios. El demonio vino a susurrar a Ismael, su madre y a Abrahán. Sin embargo, los tres le rehusaron y le lanzaron piedras para que les dejase. El lanzamiento de estas piedras simboliza el rechazo del creyente en seguir las insinuaciones del demonio y el aferrarse al pacto que el creyente mantiene con Dios para seguir su camino y su senda hasta el último de sus días en este mundo. El lanzamiento consiste en lanzar siete chinas o piedras pequeñitas a los tres monolitos que representan las tres apariciones del demonio a Abrahán, su mujer y a Ismael.

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